En pleno Mayo, fieles a nuestro propósito de estar presentes en los momentos más especiales de nuestros clientes, no podíamos pasar por alto el que para los primeros años de nuestra vida, desde luego, es el más importante y el que no importa los años que pasen recordaremos siempre: La primera Comunión.

 Es curioso, ver como de la sencillez de antaño, donde los vestidos y trajes eran únicos por familia y se iban heredando, las celebraciones estaban reducidas a la familia más cercana con la que se podía comer, en casa del anfitrión por lo general, o merendar un simple, pero seguro que buenísimo, chocolate con churros, se ha pasado a las grandes celebraciones, que ya son más bien banquetes, y en las que todo está pensado desde música para bailar a animadores o diferentes actividades para el disfrute de los niños.

Y que decir de los regalos… El Rosario y la medalla de la virgen, han dejado paso a los móviles, las consolas e incluso el viaje de comunión, en el que la palma se la lleva Disney o para los más patrios, la Warner.

En resumidas cuentas, parece que lo único que permanece prácticamente igual tras el paso de los años son dos cosas: el paso por la iglesia y la ilusión del niño….bueno tres je je…La Charlota de San Antonio, hecha con la ilusión y calidad de siempre.